domingo, 22 de marzo de 2009

EQUILIBRANDO LA ENERGIA PRANICA




EQUILIBRANDO LA ENERGÍA PRÁNICA

Una energía universal, Chi, Prana, Orgón o energía vital, circula entre los seres vivos e irradia de ellos. Su fuerza magnética sigue al pensamiento y es sensible a la intención. Produce un efecto tangible entre otras vidas, semillas, plantas, animales u hombres. Irradia de las manos del jardinero, acompaña el flujo amoroso de la leche desde el seno materno, puede sentirse al contacto de la mirada, en el arrullo de las palabras. Es la explosión del placer en el orgasmo, la electricidad de las células, la vitalidad de las semillas. Potencial de la vida expresándose en mil cascadas de energía, el Prana es la energía total e indiferenciada que la vida respira, antes que se convirtiera en metabolismo o sangre o nervio, Aliento de la vida orgánica, el Prana es la parte de la energía universal que en cada vida prolonga el universo
El Prana excedente es irradiado por los seres vivos como una forma particular de magnetismo que es propio de cada especie. Es parte del encanto de la selva virgen, la energía que uno pudiera decir que se respira en un pinar, la fuerza magnética que se percibe en el aroma de las flores silvestres. Lleva cada fin de semana ríos humanos de regreso a la madre naturaleza, donde la armonía verde es fuente de Prana solar transformado al alcance del hombre. Cuando se siente la ternura que inspira un pequeño perro pulgoso, cuando estrujamos a un hijo entre los brazos, o cuando llevamos instintivamente la mano al sitio del dolor, la energía fundamental del Prana se está manifestando.
La energía eléctrica, la corriente de iones, la fuerza, el potencial biológico, la relativa resistencia a la enfermedad son todas expresiones de esa energía primordial, de cuya calidad depende nuestra vitalidad. Sin el Prana no hay calor, no tienen fuerza los deseos, no tiene vitalidad el sentimiento, ni alcance el pensamiento. Sin Prana no se nutre el organismo, ni la sangre avanza, ni se contrae el corazón. La vida es el encadenamiento de ritmos y melodías, pero la fuerza que provoca todas las oscilaciones es esa misteriosa esencia que hace que todos los seres estén sumergidos en un océano de energía.
El Prana viene del sol y nutre la tierra. El Prana directo del sol, e indirecto reflejado por el cuerpo de la tierra, nos nutre y nutre a los reinos de la naturaleza. Estos, a su vez, nos alimentan con el tipo particular de Prana modificado que ha circulado por sus cuerpos, adquiriendo propiedades particulares que permanecen en su sustancia. De allí surgen los medicamentos, que son como antenas de emisión de un Prana modificado manifestado en propiedades fisicoquímicas particulares. Cualquier sustancia de la naturaleza es potencialmente terapéutica, como fuente que puede ser de una variedad de Prana. Este puede entrar en interacción con un tipo particular de energía que está en desequilibrio en nuestro cuerpo. Cada elemento tiene su tipo particular de energía o Prana. Dar Prana, irradiar, magnetizar, conectar a la cadena del prana es parte de la propuesta de la bioenergética.
Los seres humanos, como generadores de un excedente de Prana que denominamos magnetismo animal, podemos canalizar esa energía primordial con un propósito sanador. Es lo que por muchas generaciones han realizado magnetizadores, curanderos, sobanderos y sanadores de todas las culturas. A este procedimiento de canalización del Prana con el objeto de aumentar la disponibilidad energética de un ser vivo se le ha denominado pranización. En ésta se produce una restitución de la circulación del Prana en un organismo que por alguna razón ha perdido su carga pránica. Literalmente, un sanador conecta al paciente a la corriente del Prana circulante y quita los obstáculos a su circulación.
Cuando sentimos que algunas personas nos dejan vacías y sin energía, podemos tener una evidencia de una verdadera transfusión de energía vital, que en tal caso fluye del sitio de mayor al de menor concentración. Por el contrario, podemos sentir la sensación relajante y vitalizadora que otras, aún sin proponérselo, producen en nosotros. Las evidencias clínicas de un flujo de energía vital que permite al hombre mejorar sus condiciones físicas, abren un capítulo apasionante de la energética humana que se refiere a la posible utilización científica de la energía canalizada por un grupo de sanación hacia un individuo enfermo.
En la pranización uno puede transferir su propia energía, procedimiento equivalente, en el plano físico, a una transfusión, en el cual hay una descarga de energía del donante, en este caso el terapeuta. Algunas antiguas artes terapéuticas, como el “Chi-qong” chino, parecen operar de esta manera y, a pesar de su gran eficacia clínica en algunos casos, su vigencia práctica se ve restringida por el desgaste energético intenso a que se ve sometido el terapeuta. Cuando la conciencia de sí interviene y modula el paso del Prana, el terapeuta, más que en un donante, se convierte en el canal de una energía cuya fuente es impersonal. En este caso el Prana circulante a través del cuerpo del terapeuta penetra y activa el cuerpo del paciente. Es un procedimiento de menor riesgo y más efectivo, aunque por el grado de impersonalidad, requiere un mayor grado de maestría del terapeuta. Es uno de los fundamentos de la sanación.

Por Jorge Carvajal, M. D.

"UN ARTE DE CURAR"

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