domingo, 1 de mayo de 2011

EL DUALISMO OCCIDENTAL



Expresado en forma oficial por la cultura judeocristiana trata de resolver la paradoja creando dos opuestos irreconciliables llamados “la carne” y “el espíritu”. El sexo hace parte de “la carne” y durante nuestra vida, vamos haciendo una serie de cosas para irnos pasando al bando del “espíritu”. Aprendemos a ver el sexo como “un mal necesario que Dios, misteriosamente, creó en nosotros”. En la medida en que nos libramos de la pulsión sexual, nos acercamos más a Dios. Algunos seres humanos que no pueden vivir sin práctica sexual pueden tener relaciones dentro de una moral muy definida y clara que “permite” ese tácito “mal menor” y lo perdona si se ajusta a esa moral. IGNASIO VERGARA, PSIQUIATRA

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